En el pasado, una de las tareas
habituales en el pueblo era el pastoreo de sus ganados, llegando a ser varios
los tagayos
o rebaños de cabras y ovejas, junto a la veceira de las vacas,
siendo por tanto varios los pastores que se juntaban por los montes.
La relación con los de los
pueblos limítrofes solía ser buena, pero antes de compartir juegos, pláticas e
incluso viandas, cuando se avistaban por los distintos valles y aún antes de
conocerse, jugando con las palabras, las voces y los ecos, se dedicaban a grandes voces ingeniosas, graciosas y
punzantes pullas los unos a los otros, sin que nadie se molestara por tal
costumbre, ni el calibre que éstas tuvieran. Parece ser que también se extendía
entre los del mismo pueblo, sirviendo para la chanza con diversos y finos
fines.
Seguramente el repertorio era muy
amplio, pues la imaginación de algunos daría para hacer todo tipo de
composiciones. Aquí quedan algunas de ellas, recogidas por Lucy de la
biblioteca viva que ahora son nuestras madres y abuelas, gracias por llenar
este rincón con vuestra sabiduría y memoria.
* ¡Oye! para que quieres el pelo
si no lo sabes peinar, para que quieres amores si no los sabes cuidar.
* ¡Oye! ahí te va una pulla
por debaxo d'un escambrón, así te quedes dormida pa verte el repelón.
*¡Oye! Ahí te va una pulla
con sal y vinagre, el caballo del cura judíu a tu madre.
*-¡Oye muchacha! ¿quieres cambiar la racha
por la flor de la remolacha?
-Yo nun quiero cambiar nada a cambio de ninguna flor, métete la llengua nu culo que te vai a ser mejor.
*¡Oye! ahí te va una pulla
por debaxo d'una escoba, ojalá mañana a estas horas tengas una dixoba.
*¡Oye! retírate de mi presencia,
cara de estrecho candil, pucheiro de cocer mocos, barriga de tamboril.
Saludos para todos.
1 comentario:
Jajajaja. Un poco fuerte alguna de las pullas, como la del caballo del cura, ¿no?
Publicar un comentario