Tiempos
pasados, en los que muchas veces las tradiciones marcaban el camino a seguir,
pues de alguna manera había que enfrentarse a la cruda adversidad. Unas veces
con remedios más caseros, otras acudiendo con fe al socorro divino, en algunas
uniendo lo uno a lo otro.
Ante
la enfermedad, más si cabe cuando afectaba a los más pequeños, había que buscar
sin descanso el posible remedio. Las plantas siempre formaron parte de esos
cuidados, pues conocidas eran sus propiedades y beneficios en tales
circunstancias.
Una
de las utilizadas en el pueblo para los cuidados sanitarios era el llantén, siendo el que tiene las hojas
más anchas y color más desvayíu o claro, con los bulbos
alargados el utilizado (llantén mayor).
Planta
herbácea, que crece en los praos, las zonas húmedas de caminos
y presas de riego. Es de hojas perennes, que son éstas las que se aprovechan
junto con una especie de bulbos o pequeñas espigas. Se recolectaba en el
momento de su preparación según las necesidades de uso, para que estuviera bien
fresquito.
Parece
que sus propiedades son varias, como expectorante, astringente, antiséptica y
depurativa, siendo por tanto muy utilizada para enfermedades respiratorias.
Pero en el pueblo, su uso principal era para tratar la fiebre y las anginas en
los más pequeños, habituales cuando corría más curisquio o frio, teniendo
una preparación determinada, que es la siguiente: seis hojas de llantén, una
cucharada bien amuroucada o llena de miel y una de vinagre. Después de
preparada la cocción, se le daban 1-2 cucharadas cada cierto tiempo, siempre
según la importancia que tuviera la dolencia del rapaz, y se le mandaba que
hiciera gárgaras, que no es lo mismo que mandarle a hacer gárgaras.
Si no se pasaban las fiebres, siempre quedaba
intentar paliar el problema poniendo en práctica otro remedio, con mucha fe, claro,
que consistía en pedirle muy de veras a un santo influyente
del pueblo, o al mismo Señor:
que
ños libres de las fiebres
que
deben ser extranjeras.
Un
saludo para todos.
Emiliano
1 comentario:
¡Qué cosas!. Con la de veces que he visto esta planta en los caminos, en las presas y en los prados y no sber nada de sus propiedades!.
Como vivo en Valladolid también decir que en el Pinar de Antequera, muy cercano a Valladolid,(a un tiro piedra de donde resido), hay un restaurante que se llama el LLantén y no se come nada mal
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