El
afán de cuidar y proteger siempre fue primordial para una madre, en ese empeño
se enmarcan las costumbres para el cuidado de los más pequeños. Entre esos
cuidados para protegerlos del frío y que también ayudaba en sus traslados,
estaba el embruyalos bien cona facha y el ouriello.
Se
le ponía una camiseta o blusa y un paño, luego la facha o mantita, normalmente
un trocito de cobertor viejo, tapándole los pies y en algunas ocasiones también
los brazos, según el frío del momento. Sobre todo esto se embruyaba al ñiño
con un ouriello o tira larga “de cuatro dedos
de ancho” de lana o lino tejido a mano. Esto parece que también podía ayudar a
prevenir posibles deformaciones ou vicios en extremidades.
Parece
que todos los cuidados no siempre evitaban que alguna vez aparecieran las dixovas o
escoceduras, tratadas con polvos de talco, incluso hace más años con productos más naturales como el caronxo o
polvo de la madera.
Es
una práctica que no se remonta a muchos años atrás, o si, pues a mi generación
también ños enfachonon, siendo probablemente de los últimos.
Desde la Asociación Cultural Vurvuletas, compartimos un vídeo donde nos lo explica muy bien Sara, así como Inés y Ángeles. Muchas gracias a las tres por vuestra paciencia, explicaciones y demostración.
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