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Lidia Cañal. Fotografía de Jerónimo Carrera Cañal |
Las tareas del campo, el pastoreo de los ganados,
estampas y sonidos tan diversos y que eran habituales. Tiempos y situaciones que
seguro recordamos con cierta añoranza. Nuestras madres, trabajadoras incansables que con
amor y alegría recitaban y cantaban, a la vez que llevaban a cabo las
diferentes tareas.
Canta la perdiz en el monte,
canta que se vuelve loca,
porque tiene la nariz
más arriba que la boca.
***
Santa Lucía bendita
eiquí te trayemos el ramo,
todo lo damos los pobres
los ricos nun dan un grano.
***
María siempre María,
María siempre diréi,
y a la hora de la muerte
a María chamaréi.
***
Mi madre pa casame
mandóume un saco fabas,
y despuéis que me casóu,
mandóume rascá las ñalgas.
Nos
arrollaban en su cálido y protector
regazo. Sentimiento, ternura, sensación única ...
Aserrín, aserrán,
madeiricos de San Juan,
los del rey sierran bien,
los de la reina tamién,
y los del duque,
truque truque truque.
Un
saludo para todos.
Emiliano