Trasladamos a este rincón, un regalo más de nuestro vecino José Cañal. Gracias por compartirlo con nosotros, José.
"MEDITACIÓN A SAN JUAN"
Con tu llagada a este mundo
has venido a complacer
los sueños de Zacarías
y la ilusión de Isabel.
Matrimonio dedicado
al servicio del Creador
que a su avanzada edad
Dios premió con esta flor.
Al nacer Juan Dios dio pruebas
de su santa concepción
perdonando a su padre
devolviéndole la voz.
Que tan solo por dudar
de la palabra del Ángel
el castigo de los cielos
recibió en aquel instante.
Y aunque no le hiciera falta
para su propia redención
dio ejemplo a todo el mundo
que era obra de Dios.
Veían como crecía el niño
y desde su más tierna infancia
se apartaba de las cosas
que podían manchar a su alma.
Del barullo de la gente
muy pronto se retiró
para recibir del cielo
la Divina Comunión.
Y el consuelo que encontraba
le infundía tanto placer
que nunca se preocupaba
si tendría que comer.
Por la selva del Jordán
procurabas tu alimento
te hiciste vegetariano
para sustentar tu cuerpo.
Y así como un asceta
pasaste tu juventud
vigorizando tu alma
en los mundos de la Luz.
Alcanzando de los cielos
la elevada virtud
de anunciar a los hombres
la venida de Jesús.
Por las orillas del Jordán
practicabas tu misión
bautizando a las gentes
ofreciéndolas a Dios.
Y con este acto de fe
al bautizar a Jesús
una paloma del Cielo
bajó cubierta de Luz.
Complacido estaba Dios
de su Hijo muy amado
así con su propia voz
lo anunció a los humanos.
Les mostraste a tus discípulos
a quien tenían que seguir
aquel Rey que tú anunciabas
se había postrado ante ti.
Que momento tan sublime
gozaba tu corazón
al ver con tus propios ojos
que se cumplía tu misión.
Por orden del rey Herodes
pronto fuiste encarcelado
la Doctrina que enseñabas
no permitía sus pecados.
Y por cumplir la promesa
que a Salomé había dado
en la cárcel de Maqueronte
fuiste decapitado
el veintinueve de agosto
día de su cumpleaños.
Hoy quiero honrar tu nombre
recordando a mis hermanos
que en la era de Jesús
fuiste el primer soldado
víctima de la maldad
que en el mundo contemplamos.
J. Cañal
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