Cuantas
historias, pequeñas historias que ayudaban a formar y conformar a los pequeños
y grandes a lo largo de la vida. La devoción a los Santos y el poder que se les
atribuía, junto a la broma e imaginación de alguno, llevaba alguna vez a situaciones
simpáticas. Es el caso del responso a San Antonio, Santo al que siempre hubo
mucha devoción en Trabazos, no dudando en recurrir a él para rogarle su
protección en las diversas situaciones de la vida, tanto de las personas como
de los animales. Alguna vez se daba la casualidad que el objeto de responso
eran las gallinas o pitas, por lo que
había que buscar a una buena arresponsiadora
y rogarle que ños arresponsiara las
pollas, para que no se perdieran y las comiera
la zorra o bien para que pusieran los güevos
nu ñal del pulleiro y no por
el mundo afuera.
También
Santiago era y es muy querido en Trabazos, siendo su fiesta muy participada por
las gentes de otros pueblos (cuando la había), muchos de ellos acudían a la
misa y procesión, llevando la merienda para pasar el día completo por el pueblo. Cuando ya
terminaba la fiesta y los mozos regresaban
a su pueblo, alguna vez ocurrían aventuras de diversa índole, como la
que tuvo lugar en la Mata por los años 40, época en la que los del monte (los maquis)
solían andar cerca. Era ya noche alta cuando un grupo de mozos de Castrohinojo estaban descansando
en las eiras para reponer fuerzas y
regresar a las tareas del día en su pueblo, en esto uno de ellos vio pasar por
el camino a alguien, sin reconocerlo debido a la poca luz, que resultó ser una pareja de la guardia civil, con sus mosquetones al hombro y un bastón en la
mano, no ocurriéndosele al muchacho otra cosa que darles el alto. Esto provocó
una situación algo confusa y delicada, con carreras de unos y susto de todos. Parece
ser que al final se resolvió sin mayores contratiempos, menos mal ...
Un
saludo para todos
Emiliano
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