Esas
gentes, nuestras gentes, las que siempre conservaron los acordes y modos
templados de otro tiempo. Con su mirada húmeda de ojos cansados, dulces, claros
y serenos.
Algunas
veces acampanadas por el sonido del silencio. Con sus manos viejas, suaves y
cálidas, expertas en amasar pan y cariño. Sabiendo lo que es volar pues muchas
veces fueron pájaro.
Algunos
ya no están , aunque hace tiempo que poco a poco se fueron alejando sin irse,
con su tiempo. Regazo cálido, refugio donde arrollar sensaciones protectoras.
Presentes
y ausentes, dueños de momentos cargados de luz, con su mirar dulce y suave como
la caricia de la luz de la luna, alguna vez perdidos en la desmemoria de los
recuerdos.
Gracias,
gracias y siempre gracias por ser ese útero cálido que nos protege de la vida.
Emiliano
-Permitidme
un enlace a youtube:
1 comentario:
Bellísimo, Emiliano. Me ha emocionado.
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