Cuando
la paz, la quietud y el silencio reinan por estos parajes, pero mirando atrás
en el tiempo hasta poblarlos de melancólicos sonidos con sus ganados y sus
gentes, es fácil tener visarueñas (ver lo inexistente) de
un pasado no lejano.
De
una manera mucho más silenciosa, sin la resonancia de las voces y ecos por los
montes y valles, pero imaginándonos tal situación en el tiempo, queden aquí
unas cuantas más de esas ingeniosas pullas que se dedicaban los unos a
los otros, o los unos a las otras , principalmente:
*¡Oye!
ahí te va una pulla por debajo de un escambrón, que tu madre era una puta
y tu padre un cabrón.
*-¡Oye!
aunque tu padre me diera la huerta y el palomar, no me casaría contigo, patas
tuertas mal andar.
-¡oye! aunque tu padre me diera las mulas y
el macho rojo, no me casaría contigo porque eres tuerto de un ojo.
*¡Oye!
ahí te va una pulla por debajo de un subiau (zarza), así te arrabuñe
(arañe) y te quede bien esmurniau
(herido).
*
¡Oye! ahí te va una pulla con bastante aceite, pa que entre bien y esté al
caliente.
-¡Oye! yo no siento el dicho, si no el tonto
que lo ha dicho.
*
-¡Oye! debajo del sobaco llevo un concho (nuez), si me contestas es que
sos tonto.
*
-¡Oye! ¿Cuáles comen más, las blancas o las negras? (las ovejas).
-Todas llevan la merienda juntas y un cuerno
de punta pa joder al que pregunta.
Un saludo para todos.
Emiliano
2 comentarios:
No conocía ninguna de las pullas y buscando he visto que has hecho un verdadero diccionario de ellas.
Lo he leído en algun sitio. Igual que "rebecar" era una licencia para tocarle las tetas, y otras cosas, a las mozas; a veces con agrado de la tocada y a veces no, las "pullas" eran otra forma o licencia de usar un lenguaje procaz y desvergonzado que de otro modo no estaría bien visto.
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