Cuando el tiempo pasado fue
diferente, cuando en el lento transcurrir de los inviernos la gente buscaba
alicientes, actividades que ayudaran y fomentaran la vida social (que no era
poca) en el pueblo. Los jóvenes también mantenían las tradiciones en sus diversas
formas, ocupando parte de ese tiempo en su diversión. Era el caso del
"carro de Nochebuena".
En Nochebuena, y en la noche, se
juntaban los mozos y llevaban empujando un carro hasta La Mata (era donde se
majaba o "mayaba"), le ataban unos "fachizos" o haces de
paja en los "estadoyos" (palos verticales colocados en los laterales
del carro o "piértigas" que sirven para sujetar la carga) y luego les
prendían fuego, echando a correr con él por el pueblo. Seguro que alguna vez
les costaría controlarlo, teniendo en cuenta la pendiente de algunas calles y
los obstáculos (piedras, palos, etc.) que las mozas les colocaban a escondidas,
teniendo que superar esas situaciones sin que el carro se llegara a parar.
Mientras corrían, también
cantaban y recitaban coplillas y expresiones varias, habiéndolas de todo tipo,
como aquella donde un mozo que podía tener algún interés con una moza, le
regala lo siguiente:
"Las fiyas del alcalde -Las
hijas del alcalde
biscu eiquí, biscu acullá. poco aquí, poco allá.
Las fiyas del alcalde Las
hijas del alcalde
quien las llevará".
quien las llevará.
A esto respondían las aludidas
lanzándoles piedras y otras lindezas verbales, pero lo realmente importante era
la diversión del grupo, en una época que el pueblo estaba lleno de gente, pues
hablamos de una tradición que dejó de practicarse con nuestros abuelos, es
decir, hace aproximadamente un siglo. Como vemos, una vez más se unen la
Navidad, el fuego y la noche, siendo elementos importantes en muchos ritos y
costumbres más o menos antiguos.
Un saludo para todos.
Emiliano
1 comentario:
Aún en pleno día de Santiago, nuestra añorada e irrepetible fiesta mayor, tu artículo cobra un sentido muy acusado. Es el reflejo de un pueblo que se va muriendo poco a poco por falta de alimentos y de calor, mientras el pasado perdura y el futuro es una incógnita.
Benditos tiempos en los que la gente, nuestra gente, se esforzaba por ser feliz.
Como siempre, Emiliano, aportando y dejando constancia de nuestro pasado. Gracias!.
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