Es el molino comunal de Trabazos, que después de triturar tantos y tantos sacos de centeno (el cereal rey en el pueblo) presenta un aspecto de deterioro y abandono importante, sobretodo la parte exterior, con su techumbre a punto de caer.
Desconozco de que época puede ser o el valor que los expertos le puedan dar. Según algún documento que al parecer había (hay) en el arca del “conceyo”, hacía referencia al año 1850, aunque pudiera referirse a la sustitución de alguna de las partes, también podría ser la propia edificación. El catastro del Marqués de Ensenada (1750-1754) hace referencia a un molino en el Valle que, “solo muele en inviernos plubiosos por espacio de dos meses a lo más”.
Pero lo que si conozco, es la solidaridad que había cuando íbamos a sacar la presa (limpiar el cauce) y hacerle una puesta a punto para la campaña. Era en el mes de septiembre, recién recogida la cosecha, cuando se realizaban estos trabajos que solían durar todo un día. Mientras la mayoría limpiaba y reparaba los desperfectos que el invierno dejaba en la presa, un “técnico” como el tío Genaro, Manuel Rodríguez, José Carrera y otros más (según en que años) se encargaba de ajustar, pinar y engrasar el “fuso”; picar y limpiar las muelas, reparar las partes deterioradas y todos los trabajos necesarios para el buen funcionamiento de los mecanismos.
La molienda se hacía siguiendo un turno “la velía”. Cuando el número de vecinos era mayor, cada día lo hacían dos de ellos (uno por el día y otro por la noche), pasando luego a un vecino por día, pues ya el grano y las personas empezaban a escasear. Normalmente se dejaba el molino triturando una carga mientras se iba a por otra, pues la distancia hasta el pueblo es grande, utilizando para ello el animal que hubiese en la casa (mulo, burro, caballo) cargado con dos sacos. Recuerdo lo ricas que estaban las uvas y los “priescos” (tipo de albaricoque) que la mano no se resistía a coger al pasar por el camino de Bárcena y La LLadeira.
Todo esto en el molino de Bárcena, pero supongo que cuando lo hacían en el molino de LLamadeita (porque también hubo uno allí, enfrente de Las Rigueirinas), el transporte sería a hombros por la Caleya, Arbiyales o el Calangrión.
Con su permiso, aprovecho los dibujos de Diego (mi hijo) para recordar las distintas partes y sus nombres. Seguro que alguno queda en el tintero, si alguien lo recuerda que lo apunte, para que todos podamos conocerlos y recordarlos.
Desconozco de que época puede ser o el valor que los expertos le puedan dar. Según algún documento que al parecer había (hay) en el arca del “conceyo”, hacía referencia al año 1850, aunque pudiera referirse a la sustitución de alguna de las partes, también podría ser la propia edificación. El catastro del Marqués de Ensenada (1750-1754) hace referencia a un molino en el Valle que, “solo muele en inviernos plubiosos por espacio de dos meses a lo más”.
Pero lo que si conozco, es la solidaridad que había cuando íbamos a sacar la presa (limpiar el cauce) y hacerle una puesta a punto para la campaña. Era en el mes de septiembre, recién recogida la cosecha, cuando se realizaban estos trabajos que solían durar todo un día. Mientras la mayoría limpiaba y reparaba los desperfectos que el invierno dejaba en la presa, un “técnico” como el tío Genaro, Manuel Rodríguez, José Carrera y otros más (según en que años) se encargaba de ajustar, pinar y engrasar el “fuso”; picar y limpiar las muelas, reparar las partes deterioradas y todos los trabajos necesarios para el buen funcionamiento de los mecanismos.
Todo esto en el molino de Bárcena, pero supongo que cuando lo hacían en el molino de LLamadeita (porque también hubo uno allí, enfrente de Las Rigueirinas), el transporte sería a hombros por la Caleya, Arbiyales o el Calangrión.
Con su permiso, aprovecho los dibujos de Diego (mi hijo) para recordar las distintas partes y sus nombres. Seguro que alguno queda en el tintero, si alguien lo recuerda que lo apunte, para que todos podamos conocerlos y recordarlos.

Es una pena que todo esto desaparezca, a ver si las distintas administraciones, con su buen hacer, pueden recuperarlo antes de que sea demasiado tarde.
Un saludo para todos.
Emiliano