domingo, 8 de noviembre de 2009

El Serano



SERANOS eran reuniones, veladas nocturnas, seguramente, serenas y apacibles, que se hacían en las primeras horas de las largas noches de invierno, en la casa de un vecino. Se hacía por turno, cada noche en casa de una moza, repitiendo en caso de que hubiese más en la misma casa. En ellos se repasaba la actualidad del pueblo, se contaban cuentos e historias, se hacían juegos, representaciones más o menos teatrales. Quedando también algo de tiempo para hacer trabajos como hilar y tejer la lana, trabajar el lino; mientras los hombres reparaban las “ruecas” y las panderetas, sobretodo después de que tras una de sus muchas trastadas algo se hubiera deteriorado.
Historias que bien podían ser como esta:

“Las mozas que nun tienen
güertos na Fuente,
praos no Pedrazal,
ni cortinas no Cañal;
nun tengas miedo
que los mozos ye pisen
la paya no corral”.

Los días que se considerase oportuno, sobre todo los domingos, se amenizaba y bailaba al son de la humilde pandereta. También se hacían en las “cortes” o cuadras, pues no siempre cogían en las cocinas; donde el ritmo lo marcaban también los picotazos de las pulgas. Las labores se interrumpían enseguida, si una moza comunicaba que los pies se le quedaban fríos, dejando a un lado la rueca y el “fuso”, para dar paso al baile. Se tejían otro tipo de historias y relaciones propias de los jóvenes, donde alguna vez un aire misterioso apagaba el candil, encendiéndolo al rato, mientras alguna moza recolocaba lo que se pudiera haber movido durante la oscuridad.
De lo populares que eran los seranos de Trabazos y sus mozas, da muestra el que fueran asiduos los mozos de Encinedo, Quintanilla y Castrohinojo. Imaginaros recorrer esas distancias en plena noche de invierno, con el frío, la nieve… Claro que esto también daría para luego contar alguna anécdota de esos viajes.
Se comenzaban a hacer por San Martino (11 de noviembre), una vez terminada la “sementeira”, cuando el trabajo ya era menos y las horas nocturnas más. Durando hasta San José (19 de marzo). Se empezaba haciendo los “seranos pequeños”, donde se juntaban unas cuatro casas vecinas, pasando luego a los habituales. Como había bastante gente, se hacían dos, el del “pico llugar” desde la “Canal p’arriba” y el del “fondo llugar” desde la “Canal p’abaxo”, pudiendo asistir a cualquiera de ellos según el interés.
Dice mi madre que unas de las mejores tocando la pandereta (en su época) eran Manuela, Aurora, Luzdivina y Concepción.
Parte de alguna canción y copla que cantaban y recitaban decía así:

“Toca pandereta toca,
hoy te tengo de romper,
que a la puerta de mi amado,
no quisiste tocar bien”

O esta otra:
“Manolo mío a mi me han dicho,
que por tres meses te vas a ir,
esos tres meses serán tres siglos,
Manolo mío llévame a mí”

Cuando una panderetera le echaba el ojo a un buen mozo, le cedía la pandereta a la pareja de éste y ella se ponía a bailar con él. En fin, que había un intercambio de pandereta por mozo, no estaba nada mal.

Saludos cordiales

Emiliano