Entre los variados ritos, costumbres y
supersticiones que había para intentar proteger a las personas, animales y
hogares de los espíritus maléficos, también estaban los que se llevaban a cabo
la noche de boda. Parece ser (yo no lo recuerdo) que algunos llevaban a cabo
prácticas curiosas como, antes de que los novios pasaran a la "suite nupcial"
los padres de la novia se encargaban de llevar a cabo ambos ritos para que todo
fuera lo mejor posible. Por una parte el padre se encargaba de barrer la casa
diciendo éste conjuro: "Bichos malinos fuera d'eiquí, que l'augua
bendita vai tras de ti", precisamente para espantar los malos
espíritus fuera de la casa. A su vez la madre se encargaba de otro distinto,
con la finalidad de que esos espíritus inmundos no influyeran negativamente en
la posible fecundidad de la futurible madre. Consistía en muyar o mojar paya o paja
en augua bendita y rociar o chapicar a los novios haciendo la
siguiente rogativa: "Virgen del Carme, que prenda, que
prenda".
Los poderes transferidos en la noche de
San Juan al agua eran muchos, dándole luego una serie de usos de lo más diverso.
Uno de ellos consistía en llenar un caldeiro o cubo y dejarlo por la noche a
la intemperie, para que le cayese el rocío o erbayo y luego ponerlo debajo de los jamones pa que nun cuyeran mofo y caronxo (moho y polilla) y se estropearan.
Aunque como norma no hubiera muchas posibilidades de que esto pasara, pues se
les solía dar pronto un mejor fin.
Un saludo.
Emiliano