jueves, 4 de febrero de 2016

Usos y costumbres...


La noche de San Juan siempre fue y es muy especial, propicia para una gran variedad de ritos y costumbres. Parece que los duendes y espíritus encontraban en ella un momento propicio para poner a prueba sus poderes, siendo también ese entusiasmo trasladado a las personas. Varios ejemplos dan fe de ello, como era el sacar una herradura o  ferradura a la intemperie para que se impregnara del rocío o erbayo, poniéndola luego debajo de la almohada para que el sueño fuera tranquilo y reparador. Con un propósito similar se procedía con una mantita, para luego tapar con ella a los bebés y que cesara el llanto provocado por los cólicos y otros posibles males. También los demás cobertores de llana para que ese erbayo los protegiera todo el año de la polilla o caronxo.
Con ese afán de protección se colgaban en las puertas de entrada y se afumaban las casas y las cuadras o cortes, utilizando para ello plantas como el saúco o sabugo y la cantruexa o tomillo, planta ésta muy aromática, apreciada y usada para menesteres varios, siendo entre San Juan y San Pedro el momento óptimo para la recolección, pues era cuando concentraban la mayor cantidad de propiedades.
Otro ejemplo está en que las mujeres en edad fértil y deseos de concebir, aprovecharan esa conjunción de poderes mágicos para poner los medios necesarios y aumentar las posibilidades de embarazo. Siempre antes de que el sol saliera y evaporase la humedad y por ende ese erbayo mágico, las mozas que lo pretendían, salían a los prados y eras o eiras  donde daban trinculletas o volteretas, impregnándose bien del rocío de la hierba y así acrecentar las posibilidades de la deseada maternidad.

Un saludo


Emiliano